LOS MONSTRUOS SON LOS OTROS (NOVELA) CAPÍTULO 1
La calle húmeda, como una brillante serpentina nocturna, caracoleaba y se perdía entre las pocas casas destartaladas y precarias de ese suburbio en sombras. Apenas el cartel de neón del hotel alojamiento disipaba un poco las tinieblas de la madrugada y echaba un poco de luz sobre los tapiales bajos que cercaban jardincitos delanteros adornados con malvones y frentes sin revoque con las ventanas herméticamente cerradas. Pasionaria avanzaba con dificultad, sus tacos se hundían en la tierra cenagosa. Pisó una pasta viscosa y maloliente, que parecía ser excremento de algún animal y maldijo en voz baja. Solamente a ella se le ocurría acompañar a un cliente desconocido a un barrio tan alejado. Ella y sus compañeras ya tenían sus hoteles “de confianza”, pero el tipo había insistido en ir ahí. Y esa noche tan fría, lluviosa y de poco movimiento, no le daba para hacerse la estrella. Al principio el servicio parecía fácil. Lo convencional. Ningún cliente dejaba d...