Hernán y los neonazis (fragmento de novela)

"La emotiva alocución de Kimberly fue interrumpida por un agudo grito de mujer. Era Sara, militante del PTS. Su puesto de materiales estaba destruido, los periódicos y folletines tirados por el suelo. Un grupo de diez hombres jóvenes, armados con palos, habían tirado el stand y pisoteaban los materiales con sus pesados borcegos. Uno de ellos había sacado un encendedor y hecho una fogata con una montaña de papeles, a la que agregó el pañuelo verde que le había arrancado por la fuerza a Sara. Otros pintaban con aerosol, leyendas como “No al aborto” Y “Dios y patria” en las paredes.
-¡Se terminó el jueguito, aborteras! - gritó Raúl y tiró al suelo otra mesa repleta de panfletos.
La concurrencia se quedó desconcertada. Algunos hicieron el amago de retirarse.
-¡Son ellos!... gritó Kimberly desesperada
Xiomara se había quedado muda y pálida… a su lado, Dámaris no tenía mayor capacidad de reacción.
-¡Hernán, adónde vas!
La reconvención de Alfredo llegó tarde. Hernán, furioso, con el rostro en colores, avanzaba decididamente hacia el grupo de neonazis armado simplemente con el asta de una bandera
_¡Fascistas! ¡Asesinos!
Los neonazis parecían excitados por su orgía de destrucción y no advirtieron su presencia hasta que lo tuvieron encima.
_ Mirá quién está acá, Raúl- dijo Brian.-El putito del gimnasio. Tenías razón vos, no tendríamos que haberle abierto las puertas. Venía a espiarnos
Raúl en ese momento estaba ocupado en escribir un NO AL ABORTO con aerosol sobre una pared, cuando su pintada quedó, paradójicamente, abortada. Incrédulo, dejó caer el aerosol, y se volvió hacia Hernán, que se acercaba vociferante blandiendo un palo. Ese insecto, ese putito que en el gimnasio no podía ni levantar una mancuerna sin desgarrarse, lo desafiaba. Lo miró, la cabellera de espesos rulos negros desordenada, cayendo sobre la cara roja de furia, apretando el bastón con firmeza hasta blanquear los nudillos y amenazándolos…a sus hermanos. Una ira sorda, mezclada con otro sentimiento que no pudo precisar, lo invadió."
 (Hernán y los neonazis, pag. 93) Disponible en Bubok.

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