LA BELLÍSIMA IDIOTA (CUENTO)

En el país, eran muchos los que aspiraban a la mano de la Bellísima Idiota.
La Bellísima Idiota vivía en su torre  de su jardín encantado.
En realidad, no era una torre, era un altillo que se había mandado construir en el fondo de la casa de sus padres, que no era un jardín encantado: era el antiguo gallinero de la casa, ahora refuncionalizado. El señor Manti, el padre de la Bellísima Idiota, había hecho plantar  tres árboles frutales, los cuales sumados a la higuera que crecía allí desde la construcción de la casa, le daba a ese terrenito un aire de bosque de leyenda…la Bellísima Idiota se la pasaba todo el día en ese altillo mirándose al espejo, peinándose, mirando florecer el limonero o esperando la llegada de algún pretendiente.
No era fácil el camino a la mano de la Bellísima Idiota. Sus pretendientes debían sortear múltiples peligros en una alocada carrera por llegar a la torre del jardín donde aguardaba la Bellísima Idiota.
La Bellísima Idiota quiso ser actriz, pero nunca pudo memorizar un parlamento.
La Bellísima Idiota quiso ser bailarina, pero nunca pudo memorizar una coreografía.
La Bellísima Idiota quiso ser modelo, pero en su primer desfile se cayó y se rompió un diente, lo que le provocó una crisis nerviosa. El señor Manti le pagó un tratamiento de conducto y una corona de porcelana, y contrató al mejor psicoanalista del país, que logró sacarla adelante después de un año de sesiones semanales. Durante ese año, no quiso salir a la calle, ni hablar con nadie… el señor Manti, hábil empresario de los medios, aprovechó para crear el mito de la Bellísima Idiota.
Los programas de chimentos de la tarde  ponían en sus placas ¿QUE LE PASA A LA TETA MANTI? Y ponían una foto de la bellísima idiota en un teatro de revista, con plumas y conchero…

(En realidad, la Bellísima Idiota nunca había sido vedette. Su padre le había montado un Espectáculo de revistas un verano en Mar del Plata, pero le agarró un ataque de pánico antes de salir a escena, y la primera vedette terminó siendo Valeria Archimo. La Bellísima Idiota se sacó la foto con un gigantesco traje plateado con plumas verdes y se pasó la noche llorando encerrada en su camarín)

La Bellísima Idiota se llamaba Marcela Manti, pero era popularmente conocida como LA TETA MANTI..

Nunca se supo con exactitud si el apodo “Teta” era un diminutivo cariñoso de “Marcela” o si se refería al prominente busto de la Bellisima Idiota (sus medidas eran 105-63-95), que ella ocultaba con sus largos cabellos castaños cuando se paraba desnuda frente a la ventana de su torre a esperar a sus pretendientes.


El caso es que la bellísima idiota estuvo en las tapas de todas las revistas de espectáculos y en lo programas de la tarde se debatía acaloradamente ¿Qué le pasa a la Teta Manti? ¿Cuál es el motivo de su enclaustramiento? ¿Qué misterio encierra esa mujer, tan bella como idiota?
Había nacido un mito
Esforzados noteros intentaron colarse dentro de la propiedad del señor Manti para entrevistar a la Bellísima Idiota. Quienes lograron sortear los alambrados electrificados, esquivar a los agresivos rotweilers y burlar a los hercúleos guardias para llegar al jardín de la Bellísima Idiota debieron conformarse con filmarla mientras peinaba sus largos cabellos castaños desnuda ante la ventana. La mayoría de las imágenes pudieron ser proyectadas en los programas de la tarde, ya que la cabellera de la hermosa estúpida ocultaba los lugares estratégicos…
Todo eso alimentaba el mito de la Bellísima Idiota.
No se sabe si fue la pelirroja conductora de “Tarde de Chismes” o uno de los afeminados panelistas de “El Quilombo del día” el que encendió la mecha… “La Teta Manti necesita un hombre”… esa bella, solitaria y misteriosa mujer necesita un hombre… y tiene que ser bien hombre para estar a la altura de una mujer bella rica y talentosa… ( a esta altura, nadie de se acordaba de que la Bellísima Idiota no sabía hacer nada)
Ni lerdo ni perezoso, la productora del señor Manti (Manti y asociados producciones) puso en marcha el reality show que haría furor en esa temporada. CONQUISTANDO A LA TETA MANTI…  doce jóvenes serían seleccionados como participantes… tendrían que penetrar en la laberíntica mansión de los Manti y superar una serie de obstáculos hasta llegar al jardín donde esperaba la Teta Manti… el primero ganaría un millón de pesos y la mano de la Bellísima Idiota. El programa combinaría las aventuras de los muchachos en la residencia de los Manti  con escenas de la vida cotidiana de la Bellísima Idiota (entre las que se destacaban las escenas hot como la ducha y el peinado desnuda frente a la puerta), que después se editarían y saldrían al aire en tres envíos semanales, con un debate incluido y una gala de expulsión cada semana. Habría un jurado que nominaría a los participantes menos dotados, y el público podría elegir quien quería que continúe en el certamen.  

Distintas organizaciones feministas elevaron su protesta por  la cosificación de la mujer que significaba semejante certamen. Como era previsible, no le importó a nadie.


En un barrio muy pobre, en una casilla de chapa, un humilde muchacho trabajador le dijo a su anciana madre que lavaba la ropa en un fuentón de chapa: yo quiero casarme con la Bellísima Idiota.
La madre se sobresaltó. Creyó que su hijo quería enfrentarse a esas pruebas imposibles para sacarla de la miseria. Temió por la seguridad de su hijo, único consuelo de su vejez y su pobreza.
Pero al muchacho no le interesaba el dinero. Amaba de verdad a la Bellísima Idiota.
El día que comenzó el ciclo, los doce participantes fueron presentados en una emisión especial, conducida por la estrella de los talk-shows de la tarde. El envío incluyó un video hot de la Bellísima Idiota, palabras de los panelistas que semana a semana comentarían la evolución de los participantes y palabras de cada participante, que antes de entrar en la laberíntica mansión de los Manti se despedían de sus familias… todos tenían alguna historia truculenta para contar. Uno de los muchachos tenía a su padre en prisión y a su madre internada en un neuropsiquiátrico. Otro se  acababa de operar de cáncer de colon. Declaró que iba a donar su premio a un hospital oncológico (su premio material, no a la Bellísima Idiota)  Otro había sido  una mujer llamada Adela Solimanto, que después de un matrimonio y tres hijos  había proclamado que siempre había querido ser varón, y había iniciado un proceso de transformación  que incluía tratamiento con hormonas. Cuando ganara se iba a colocar una prótesis peneana que declaró “iba a elegir junto con su flamante esposa”… otro era un ex gay, que había participado de una novedosa terapia grupal para curar la homosexualidad,  desarrollada por unos investigadores evangélicos en Washington. Quería que su reingreso a la heterosexualidad fuera de la mano de la mujer más hermosa del país.

Comenzó el certamen. Todos entraron a  la mansión de los Manti. Al principio iba todo bien y eran todos amigos… después las cosas se empezaron a complicar.
La casa del señor Manti parecía diseñada por  el mismo Dédalo.
El muchacho siguió su instinto para no extraviarse por las galerías. Tampoco cayó en las trampas que les tendió la producción, y que eliminaron a algunos de lo demás participantes. El operado del colon quedó atrapado en un sótano, con  dos gigantescos ejemplares de rata “mus decumanus”. Se cagó de miedo frente a toda la teleaudiencia, hasta que, entre risas, fue rescatado por un movilero. Al hijo del presidiario lo eliminó la el público. Así, paso a paso, sólo fueron quedando tres: el exgay, el exmujer y nuestro héroe.
En el reglamento del reality show estaba permitida la violencia física, ateniéndose a reglas mínimas.  El muchacho pobre estaba acostumbrado a la pelea callejera, sin reglamentos ni exquisiteces técnicas… hasta podría decirse con trampa  … peleó dos veces con el exgay, que era cinturón negro de tae kwondo y las dos veces lo derrotó. Primero le echó un puñado de tierra en los ojos, para –acto seguido- tumbarlo de una patada en los huevos.  La segunda vez le dijo: “mirá que bueno que está ese chongo” y cuando el ex homosexual se dio vuelta  (seguramente para verificar la efectividad de la terapia reparativa y corroborar que no iba a sentir nada), le asestó un golpe en la nuca y siguió avanzando.
Con el transexual le costó un poco más, ya que parecía tener tanta  calle como él. Pero el amor volvía astuto a nuestro héroe. Una noche, aprovechando un descuido de su rival, se metió en su tienda y le cambió todas las cápsulas de hormonas por aspirinetas. Esto fue motivo de una acalorada discusión entre los panelistas en el debate semanal. La conclusión fue que la acción de nuestro héroe  era, sin duda, moralmente repudiable, no contravenía ningún reglamento de certamen.

  Una semana después, el bravo gladiador que había ingresado al concurso se convirtió en una frágil muchachita, de voz aflautada, rasgos finos y andar grácil que corría por los jardines de la residencia Manti cortando flores y persiguiendo mariposas, para regocijo de la teleaudiencia. En cuanto al exgay, una cámara lo había captado arrodillado frente a un guardia de seguridad, y no precisamente para suplicarle que lo ayudase a llegar a la Bellísima Idiota. En el debate semanal, apareció como invitada una psiquiatra evangélica que, con aire circunspecto, explicó que la terapia reparativa tenía un mínimo margen de falibilidad, pero que la estaban perfeccionando.
Una tarde, nuestro héroe llegó al jardín donde se levantaba la torre de la Bellísima Idiota. O el altillo.
La Bellísima Idiota  se peinaba, mirando al vacío (era lo único que hacía todo el día). Habían retirado la escalera para subir al altillo, y sólo se podía llegar a él trepando por una pared lisa y empinada. Esa era la última prueba.
El muchacho ya podía sentir el perfume de la Teta Manti “¡Oh, Teta!” pensaba… “Oh.. mi Teta…”. Y se lanzó sobre el muro, intentando escalarlo…sus manos encontraron una saliente, pero no logró hacer pie y cayó. No se dio por vencido. El joven se incorporó, respiró hondo, tomó carrera y volvió a arremeter… esta vez logró izarse, apoyó su pie sobre el muro, con su mano derecha tanteó un gancho de hierro del que colgaba una maceta con malvones, tiró la maceta ( de paso le aplastó la cabeza al exgay en recaída, a quien habían logrado separar de los pantalones del guardia para que volviera a la competencia).... y logró por un momento, aferrar el umbral del altillo, y tocar con u mano izquierda la cabellera de la Bellísima Idiota, que colgaba por la ventana). Pero perdió el equilibrio y volvió a caer.
Mucha, gente, en las afueras de la mansión, se había concentrado a contemplar la acción en las pantallas gigantes que la productora había colocado. Entre la multitud, la madre del muchacho rezaba con un rosario de  plástico entre las manos... la líder de una organización feminista, protestaba y vociferaba por un altavoz…como era previsible, no la escuchaba nadie. La grave y altisonante voz del conductor anunció: “Javier, tenés una última oportunidad  más. Si esta vez no lográs trepar hasta la habitación de la hermosa Teta Manti, quedarás fuera del concurso, y ella se retirará al convento de las Carmelitas Descalzas de La Rioja. Acá con nosotros está la madre superiora, sor Hemeregilda”
La cámara enfocó a sor Hemeregilda, que dijo unas palabras de bienvenida a la probable nueva integrante de su comunidad. En la pantalla aparecieron imágenes del convento y de la celda donde viviría la Bellísima Idiota.
Dentro de la casa el muchacho respiró hondo. El tiempo parecía haberse detenido: había  llegado el momento que justificaba su existencia. Respiró, volvió a tomar impulso, corrió, saltó, trepó…aferró con sus dos manos el alféizar de la ventana de la Bellísima Idiota. Sus piernas hicieron palanca y después de una voltereta estuvo dentro de la alcoba… sónó una vuvuzuela…cayeron papelitos… el conductor pegó un salto y empezó a sonar una versión electrónica de “Carrozas de Fuego”… un sobreimpreso apareció en la pantalla: JAVIER TREDINI SERÁ EL ESPOSO DE LA  TETA MANTI…Entre la multitud la madre empezó a llorar de emoción…
Dentro de la habitación la Bellísima Idiota se peinaba (habíamos dicho que era lo único que hacía en todo el día). Dejó un rato el peine en el voidoir para mirar a su visita.
-          Hola- Dijo
El joven se arrodilló frente a ella:
-Hermosa Teta Manti... reina de mis amores…años ha que no pienso en otras cosa que en vos… aparecés en mis sueños, como una visión quimérica… sos mi zarina, mi princesa encantada… sos mi Cleopatra, permitime ser tu Marco Antonio…por más que las diferencias de clase y origen se interpongan entre nosotros, estoy seguro que venceremos los obstáculos, como en otro tiempo los babilonios Píramo y Tisbe.

La Bellísima Idiota se quedó muda. El joven pensó que era por la emoción… en realidad, no había entendido nada, después de “reina de mis amores”. Habría querido preguntarle que significa quimérica, zarina, babilonios, y quienes son Marco Antonio, Cleopatra, Píramo y Tisbe…habría querido, pero se olvidó de la segunda palabra en seguida.

Se abrió un portón, y en alegre procesión, el conductor, dos asistentes, la señora Tredini, el señor Manti y los camarógrafos  caminaron empezaron a recorrer el pasadizo que comunicaba el estudio de TV con la residencia de los Manti. Un asistente se apresuró a poner una escalera para que el conductor pudiera subir a continuar el programa desde la alcoba de la Teta Manti. Acto seguido, invitaría a los novios a bajar para que saludaran a los padres y cerrar la transmisión hasta el día siguiente,  cuando empezarían a filmar los preparativos de la boda.
El conductor subió…”Hola, mi amigo, que me cuenta. ¿Charlando con la novia? Mire la sorpresa que le traje” saludó el conductor al joven, y le abrió paso a la señora Tredini, que abrazó a su hijo con los ojos llenos de lágrimas. El conductor esperó unos minutos para que las cámaras pudieran captar la conmovedora escena…cuando de pronto se escuchó algo… todos se quedaron mudos y oyeron una música muy suave, que se hacía cada vez más nítida, junto con un bullicio que paulatinamente se iba transformando en gritos y exclamaciones de admiración. Frente a la puerta de la residencia había estacionado un gigantesca limousine. Un chofer de librea había descendido y abierto la puerta trasera, para que bajara una bellísima mujer, de largo cabello platinado, figura escultural, envuelta en pieles de armiño, con la mirada protegida por unos gruesos anteojos oscuros de carey y un elegante perro caniche blanco en los brazos… los gritos de admiración del público se debían a que habían reconocido a la talentosa y hermosísima actriz, vedette y presentadora de TV Esperanza Manti, la otra hija del señor Manti, tan hermosa como su hermana pero sin un pelo de idiota en su linda cabeza… después de haber batido record de audiencia en la TV argentina como protagonista de una telenovela, haber estado en lo más alto de las marquesinas de la calle Corriente y de haber protagonizado Los neurocirujanos más locos del mundo, junto a Disi y Francela, se había radicado en EEUU,  donde se dedicaba a producir obras en Brodway y  de vez en cuando le daban algún bolo en alguna película de Hollywood (la última, la más renombrada, un éxito de taquilla con Jennier Anniston). Custodiada por guardesapaldas, Esperanza Manti abanzaba por los pasillos de la casa paterna, deteniéndose para tirar besos y firmar algún autógrafo: venía a conocer al prometido de su hermana.
“¡Pero que sorpresa! ¡Tenemos con nosotros a una megaestrella internacional! ¡Juro que nada de esto estaba preparado!” exclamó el locutor mientras Esperanza Manti era izada hasta el altillo, llevada en andas por dos guardaespaldas…
Ni bien nuestro héroe vio a su futura cuñada quedó impactado. Era muy joven para recordar la fulgurante carrera de Esperanza Manti, y no había visto la película de Jennier Anniston.
_Hola a todo…viene otra a vez a mi querido país para reencontrame con mi público y saludar a mi querida hermana en este día tan especial…¿este es el novio? ¡Que chico divino!

Nuestro héroe exclamó:
-          Estoy enamorado
-          ¡Ya lo sabemos, amigo! Dijo el conductor… estas enamorado de la hermosa Teta Manti, por la que superaste estas pruebas y con la que te vas a casar
-          Eso creía yo: pero ahora sé lo que es el amor verdaderlo.- se arrodilló frente a Esperanza Manti: _señorita ¿Accedería usted a ser mi esposa?

Un murmullo de estupefacción recorrió la sala…no se tenía noticias de algo semejante.
El señor Manti, en calidad de padre y de productor tomó la palabra
-          Joven, antes de que mi hija responda, debo advertirle que si renuncia a casarse con Teta, debe renunciar también al premio en efectivo.
-          No me importa el dinero, señor…daría mucho más que un millón de pesos con tal de poseer esta beldad.
Todos se volvieron hacia Esperanza Manti, que suspirando con coquetería dijo…-Ay, no se que decir...hace mucho que no me caso, pasaron catorce meses desde mi quinto divorcio…y este chico es tan divino…me parece que voy a aceptar…
Un histérico grito resonó en la sala. Era la Bellísima Idiota, ahora convertida en una furia. En medio de su rabieta acusaba a su hermana de haberse quedado siempre con lo de ella, y de haber venido a propósito a robarle el protagonismo de la fiesta, y de paso, al novio… se abalanzó sobre ella y rápidamente apresó la larga cabellera rubia entre sus mano. Su hermana hizo lo propio y lo que siguió fue una escena de histéricos gritos, insultos y forcejeos…todos se hicieron a un lado y se quedaron contemplando a las dos bellas hermanas Manti convertidas en un remolino vociferante que se iba acercando peligrosamente a la puerta de la habitación-altillo…
Ese  día miles de televidentes debían ver a la Bellísima Idiota salir camino al altar…en cambio vieron un bulto que caía desde una gran altura para destrozar su hermosa y hueca cabeza contra las piedras del jardín. Y más tarde, en todas las pantallas de Latinoamérica se vio a la blonda estrella internacional Esperanza Manti, ser escoltada por dos policías hasta un patrullero, esposada por delante (ella lo pidió así, para poder lucir los anillos) y oculta tras sus gruesos anteojos oscuros (pidió que le trajeran otros más grandes, para disimular mejor las marcas de la pelea). Esa foto fue la portada de la Cosmopolitan de ese mes.

¿Quieren saber cómo terminó esta historia?

La Bellísima Idiota murió en el acto. La mansión de los Manti se convirtió en un museo temático dedicado a su memoria. La entrada cuesta cincuenta pesos, por veinte pesos más te podés sacar una foto junto a la gigantografía de Teta que adorna la entrada.
Esperanza Manti fue condenada a veinte años de prisión por homicidio calificado por el vínculo. El señor Manti logró que le acondicionaran  una celda especial en la cárcel de Ezeiza por la que desfiló durante meses la prensa de espectáculos internacional.
Javier Tredini visitó a Esperanza durante cinco meses…una semana antes de la fecha pactada para el casamiento, desistió. Se había enamorado de otra mujer, Porota, su antigua noviecita de la infancia. Se casó con ella y se construyó una casilla al lado de la de su madre, donde viven ahora con sus cuatro hijos. 

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