"EL SUFRIMIENTO", INTERNADO DE SEÑORITAS. (CUENTO)
Un rayo de luz hirió la profunda oscuridad del dormitorio. Con la cabeza oculta bajo la sábana, Janet Atkinson emergió de una confusa duermevela. Creyó escuchar un sonido, semejante a un gemido o al chirrido de una puerta. Agudizó el oído, pero por unos minutos no escuchó nada más que la entrecortada respiración de sus compañeras de dormitorio. Cerrando los ojos, se dispuso a retomar el sueño. No llegó a hacerlo. Antes de lograrlo, un par de manos le amordazaron la boca y otras dos manos le sujetaron los pies. Trató de resistirse, pero sus atacantes parecían tener una fuerza hercúlea. Para completar el cuadro, alguien apoyó un afilado cuchillo sobre su garganta y una voz le susurró al oído “callate, putita”. En pocos minutos, Janet Atkinson había sido atada de pies y manos, amordazada y sus ojos vendados. Ninguna de sus compañeras de dormitorio parecía haberse percatado de la secuencia. Cuando le quitaron la venda de los ojos, estaba atada , como crucificada a una pared, en un lugar oscuro, que no logró identificar. A quien si logró identificar fue a Rosa.
-Te vas a morir... le dijo a modo de saludo
-Soltame, soltáme... yo qué te hice_ lloriqueó Janet
Cuando había aceptado sumarse a una fraternidad, Janet no pensó que sería para tanto. Era su primera semana en el internado. Sus padre había muerto. Su madre, la señora Atkinson, al quedarse sola, opinó que lo mejor para templar el carácter de su hija única y malcriada era enviarla a vivir un tiempo a un internado.Después de mucho averiguar, dio con el internado de señoritas “El sufrimiento” que, le aseguraron, era una institución modelo. Contaba con un amplio edificio, con grandes parques, lindero a la mansión del señor Manti, desde el patio principal podía verse la torre de la Bellísima Idiota.
-No me dejes acá, mamá- suplicó
Pero la viuda Atkinson fue inflexible.
Janet no sabía nada de diseño de indumentaria, y le parecía ridículo decirle a alguien “Divina Costura”...muy largo y aparatoso para ser un apodo.
Pero la viuda Atkinson fue inflexible.
La directora, la señorita Littleputt, le había asegurado que su institución era ideal para casos como el de su hija. Las pupilas estaban sometidas a una disciplina casi militar, lo que no obstaba para que tuvieran amplia libertad para resolver sus asuntos internos. Particularmente, era común que las alumnas se agruparan en fraternidades.
-Va a ser fantástico para que hagas, amigas, querida... _ le dijo a su hija la señora Atkinson.
La primera semana Janet pasó sus ratos libres merodeando sola por los jardines y corredores. El octavo día, la curiosidad la llevó a abrir una puerta oculta en el traspatio, al costado de la capilla. Encontró un pequeño patiecito con latas de pintura convertidas en macetas, con malvones plantados, una puerta que se abría a lo que parecía ser un minúsculo departamento donde una chica cosía en una máquina Singer, rodeada de perchas de las cuales colgaban prendas de todos los talles y modelos.
-Hola.._saludó la desconocida al percatarse de su presencia- ¿Sos nueva acá? -Hola...sí...me llamo Janet Atkinson
_ Yo me llamo Divina. Me dicen la Divina Costura, porque me gusta mucho coser y diseñar; y , modestia aparte, lo hago muy bien. Mirá todo esto lo hice yo_... dijo haciendo un gesto que abarcaba toda la habitación. Janet no sabía nada de diseño de indumentaria, y le parecía ridículo decirle a alguien “Divina Costura”...muy largo y aparatoso para ser un apodo.
_ Vendo esta ropa, también hago acá algunos trabajos de cocina y limpieza, con eso me pago las estudios. Si no, mi familia no puede pagar el internado. Por eso vivo acá, y no en el dormitorio con ustedes. También saco para pagar la cuota de mi Fraternidad.
_ ¿Fraternidad?
-Sí la fraternidad de las hijas de Laurina... nos llamamos así en homenaje a nuestra fundadora, que ya no está acá.
Una fraternidad fundada por una exalumna, tal vez ya graduada o quizás, expulsada, por su mala conducta. ¿A qué se dedicarían además de a coser y vender ropa? ¿Hornearían galletas? ¿Recolectarían fondos para los chicos de Camboya?
_¿Y son muchas?
_ De momento somos cuatro, conmigo. También están Helena, Teresita y Margarita. Margarita es nuestra líder, la sucesora de Laurina.
“Esto no es una fraternidad, son cuatro tilingas”- pensó Janet. Pero no dijo nada.
_.¿No querés venir a una reunión? Nos juntamos acá.
Cono no tenía nada mejor que hacer, Janet Atkinson asintió. No podía sospechar que esa decisión sería el comienzo de su desgracia.
A la semana siguiente tuvo su primera reunión de fraternidad, allí conoció a Margarita, una chica simpática regordeta y pecosa, a Teresita una gorda de pelo enrulado y motoso y a Helena, alta y desgarbada como un hombre. Janet pensó que sus compañeras de fraternidad eran un muestrario de las distintas formas que puede adoptar la fealdad. También pensó que seguramente tenían esa manía de la fraternidad porque eran frígidas, o posiblemente, lesbianas reprimidas. Sintió un escalofrío. Entre sorbo y sorbo de té, alguien mencionó el nombre de Rosa Manti.
_ ¿Quién es Rosa Manti? _ quiso saber Janet
_La líder de la Hermandad de las Flores del Pantano. La odiamos_ dijo Margarita
_ Sí. Todas la odiamos_ apuntó obsecuente la Divina Costura.
Janet conocía a Rosa de vista. La había visto en un recreo, sentada en la escalinata del patio principal, vestida más como una prostituta que como una colegiala.. La única alumna a la que había visto fumar abiertamente: guardaba un atado de cigarrillos rubios en su portaligas y fumaba uno con actitud desafiante. (“Es que está acomodada con la señorit Littleputt”, le informó la Divina Costura). La primera vez que la vio le impacto por su apariencia: alta y voluptuosa, con una larga melena negra adornada por una hebilla en forma de flor, parecía varios años mayor que todas sus compañeras (“es que repitió muchas veces, nadie lleva la cuenta de cuanto hace que está acá..repite propósito no se quiere ir por la fraternidad”). Su posición de privilegio no era casual: era la sobrina del señor Manti, el poderoso empresario dueño.de la mansión vecina, y por lo tanto prima de la Bellísima Idiota, con la cual guardaba un gran parecido físico, pero una diferencia abismal de personalidad.
No era difícil odiar a una persona así.
Janet empezó a sentarse con sus amigas en el almuerzo. Rosa y las suyas se sentaban en una mesa en el ángulo opuesto del comedor. Tampoco eran muchas: pronto se las marcaron: Blanca (la hermana de Rosa), Lirio y Violeta. Esas eran las notorias Flores del Pantano.
El objetivo de la fraternidad parecía ser desbancar a Rosa... para eso utilizaban recursos toscos e infantiles. La Divina Costura se ufanaba de haber obtenido su condición de socia permanente de la fraternidad por haber dado un golpe magistral: audazmente, se había colado en el dormitorio de Rosa, y le había robado el pack de cigarrillos rubios que guadaba debajo de la cama.La dejó un mes sin fumar. Parecía muy orgullosa de su hazaña, tanto, que guardaba un atado de cigarrillos como trofeo.
Un día, Janet estaba tomando el té en la habitación de la Divina Costura, cuando Margarita anuncio
_ Tenemos por delante una nueva misión... ¿hiciste lo que te pedí, Helena? _
La flaca asintió y salió de la habitación. Volvió con una jaula tapada con un trapo. Cuando o descubrió Janet se estremeció de asco: tres sapos viscosos y rechonchos vegetaban indolentemente en el piso de chapa de la jaula
_ Esta es tu primera misión, Janet... después de esto vas a hacer una auténtica Hija de Laurina.
Janet permaneció muda, mirando con asquedad fascinación los ojos bizcos de los sapos. -_ Leímos en facebook que Blanca Manti les tiene fobia a los sapos. Tu misión va a ser introducirte en su dormitorio y dejarle estos tres regalitos en la cama.
_ ¿Cómo voy a hacer eso?
_ Es fácil...mientras todas estén en el comedor vos te vas a meter en el dormitorio 6. La cama de Blanca es la tercera desde la derecha. Ahora vamos a hacer un croquis. Vas a ir disfrazada como una de las señoras de limpieza, con un balde y un escobillón...te vas a poner una pañoleta para que no te reconozcan. En el balde vas a levar los sapos. Se los vas a poner entre las sábanas, al pie...¡te imaginás, cuando esa hija de puta se acueste, sienta que algo le roza los pies, levante la sábana para ver que es y se encuentre con esta sorpresa!
Dominando su propio asco, Janet aceptó. Dos noches después, el internado entero se despertó con los gritos histéricos de Blanca. Fue necesario llamar al servicio médico, que, además de inyectarle un calmante, aconsejó que la alejaran unos días del colegio... Blanca estaba en estado de shock, no hablaba, temblaba y tenía la mirada perdida. No respondía ni siquiera a las palabras de su hermana.
_Traten de hacer estas cosas de día_ dijo la señorita Littleputt. En camisón y sin rodete ni anteojos, hasta parecía un ser humano.
_ Ahora, todas a dormir inmediatamente. No quiero escándalos por tres batracios.
_Cuando encuentre a la que hizo esto, se va a arrepentir hasta de haber nacido- dijo Rosa abrazando a su hermana. _ ¡Te dije que te ibas a arrepentir de haber nacido, putita!
_ ¡Yo no fuí..yo no fuí!
-¿Vos te creés que yo soy idiota? ¿Que envuelta en eso trapos ridículos nadie te iba a reconocer?...medio colegio te vio cuando entraste al dormitorio a dejar los sapos en la cama de Blanca.
-Fue una broma... perdón...pero ahora ya estamos a mano, Rosa..mirá el susto que me diste... -Con Rosa Manti no se jode... y a mí no me va dar “sustos”...sino, preguntale a tu jefa, la puta de Laurine.. ah, clara, a esa no le podés preguntar nada...
-¿Qué me vas a hacer?
-Vos te aprovechaste de la fobia de mi hermana...¿cuál será la tuya?...¡Que comience la fiesta!
Janet escuchó el ruido como de una caja que se abría y acto seguido sintió las cosquillas de decenas de patitas reptando por su cabeza y hombros, Con horror, comprobó que eran cucarahas. Como tenía las manos atadas, no podía espantárselas. Cuando grito una se le metió en la boca. Vomitó. Rosa se descostillaba de la risa.
-A ver, Lirio, untala...
Lirio se acercó y le untó las piernas con una sustancia viscosa: era miel. Dos gordas ratas se acercaron atraídas por el olor... paradas en dos patas, trataban de alcanzar los pies de Janet que pendía a unos centímetros de suelo. Una alcanzó a morderle el talón. Janet volvió a gritar y otro insecto de tamaño considerable se le introdujo en la boca. Una luz brilló en un rincón de la estancia, Janet pudo ver que otra chica, no pudo distinguir si era Blanca o Violeta, encendía un fuego.
_ Vamos a hacer un asadito, reina... ¿Te gusta el asado?..contestame...¿te gusta el asado?
Janet asintió como pudo.
_ Ahh, sí... que suerte, reina...pero antes del asado... ¡viene la YERRA!
Y diciendo eso, tomó un fierro al rojo de las manos de Blanca y lo apoyó violentamente sobre el vientre de Janet...que aulló de dolor y se desmayó.
Cuando recobró el conocimiento estaba en posición horizontal, atada a una cama. Seguía desnuda, tenía el cuerpo lleno de mordidas y picaduras y un obsceno moretón donde se había producido la quemadura. Le dolía todo. Pensó en que hace sólo un mes estaba en la casa de su madre, durmiendo hasta el mediodía y asistida por una multitud de criados. Sintió pena de sí misma. Rompió a llorar
_Oh, pobrecita- dijo con voz compungida...tenés que recuperar fuerzas...tenés que comer...
Despató la lata y le dio una cucharada de su contenido a Janet. Era alpiste. Janet escupió, pero la mujer la obligó a comer otra cucharada, poniendo vos de abuelita preocupada..”Comé que te va a hacer bien”. A la quinta cucharada vomitó: la obligó a comerse su vómito. Así esa extraña mujer obligó a Janet a ingerir todo el tarro de alpiste. Cuando se sacó la pañoleta vio que era Lirio, que se rió y salió corriendo. Entro Violeta a la habitación y se sentó al lado de la cama.
_¡Que ganas de fumar un cigarrillo! -Dijo. Encendió uno y dio dos pitadas.
_ Humm... mejor no. Me va a agarrar cáncer.
Y apagó el cigarrillo en el cuello de Janet.
Repitió el procedimiento con un atado de veinte, y en distintas partes del cuerpo de Janet. Se fue riéndose y entraron Blanca y Rosa.
_Hermanita, vamos a jugar al tatetí como cuando éramos chicas, dijo Rosa.
_Dale, dijo Blanca y sacó un cutter.
El muslo derecho de Janet fue el tablero de la primera partida; el muslo izquierdo, el de la segunda. Después la dieron vuelta y en la espalda jugaron el desempate.
Quemada, cortada, mordida, picada y golpeada, Janet fue libeada a las ocho de la mañana en el segundo patio, desnuda y envuelta en una sábana. Antes de liberarla, Rosa le dio una bolsa llena de hielo.
-Cuando llegues con las putas de tus amigas, mostrales esto..._le dijo.
Aturdida, Janet buscó a tientas el despacho de la señorita Littleputt. Cuando la vio entrar la directora no pudo reprimir una mueca de asco.
_Señorita Littleputt, las Flores del Pantano me secuestraron y me torturaron... ¿¡amenazaron con matarme!
_ Señorita Aktinson, no me venga con cuentos...
_Pero..¡no escucha lo que le estoy diciendo!...Mire...
_Señorita Aktinson, estoy muy ocupada...solucione sus problemas de fraternidades como pueda y salga enseguida de mi despacho, que está ensuciando todo.
_Pero...¡Usted es una irresponsable!
La señorita Littleputt retrocedió un paso, se acercó a su escritorio y con un rápido pase, sacó una sevillana del cajón, que apoyó sobre la garganta de la horrorizada Janet.
-¡Escuchame, mocosa de porquería! ¡No sé que es o que te creíste, pero yo llevo treinta años acá adentro, como alumna, profesora y directora! ¡Y si me volvés a hablar en ese tono, lo que viviste esta noche con Rosa te va a parecer una pavada!..¡Si esas son unas tiernitas al lado de lo que éramos nosotras! ¡Ahora salí inmediatamente de mi vista y no vuelvas a molestarme con tus estupideces!
Janet salió corriendo, llorosa, cruzó dos patios hasta que se encontró con la Divina Costura, que se mostró contenedora: la llevó a su departamento, la obligó a darse una ducha y la preparó una taza de té.
_¡Que barbaridad lo que te hicieron esas salvajes!-... ¡Esperá a que Margarita lo sepa!...
Janet salió corriendo, llorosa, cruzó dos patios hasta que se encontró con la Divina Costura, que se mostró contenedora: la llevó a su departamento, la obligó a darse una ducha y la preparó una taza de té.
_¡Que barbaridad lo que te hicieron esas salvajes!-... ¡Esperá a que Margarita lo sepa!...
_Yo solamente me quiero ir a mi casa...
_ ¿Estás loca?...tenemos que planear una venganza... ¿Y qué trajiste acá?_ Dijo señalando el paquete frío
_ No sé, me lo dieron ellas...me dijeron que se los mostrara a ustedes...
La Divina Costura abrió el paquete, pegó un alarido y lo dejó caer al suelo... sobre el blanco del hielo se destacaban unos hilos rojos de sangre, y entre esos colgajos sanguinolientos, dos ojos humanos azules y abiertos. Al ver esa macabra escena, Janet supo que su suplicio en ese lugar estaba lejos de haber terminado.
_Son los ojos de Laurine- le explicó Divina.
_ ¿Cómo? ¿Laurine no se graduó?
Fue entonces, como Divina se dispuso a relatarle a Janet la verdadera historia.
“Hace unos años, el equipo de rugby del colegio de varones que queda acá a tres cuadras, participó en un torneo. El Director de colegio vino a hablar con la señorita Littleputt, para pedirle colaboración. Este internado tendría que aportar un equipo de porristas. La srta. Littleputt nos lo comunicó en el almuerzo, y anunció que organizaría un concurso, para elegir al equipo de porristas que representaría al internado. Dijo que las que que representaran al colegio tenían que ser las mejores, nada de negras, ni de gordas, ni de troncos. Había que bailar y cantar mejor que nadie, además de ser linda, claro. Nosotras nos anotamos, con Laurina a la cabeza. Rosa, y sus amigas, también. Quedamos finalistas: iban a ser ellas o nosotras. Pero Laurine no quería perder. Eso nunca estaba en sus planes.”
_ Me quiero ir de acá- lloriqueaba Janet...pero Divina parecía no escucharla, absorta en su relato.
“Llegó el día de la gran audición. La hicieron pública. Vivieron padres, familiares a vernos, hasta gente de otros colegios. El jurado estaba presidido por la señorita Littleputt. ¡Pero también había famosos! A último momento, supimos que venía Polino....dijo que a alguna de las que ganara,la iba a llevar al “Bailando...” ¡Te imaginas que emoción?”
_Me quiero ir a mi casa...
“Laurine había decidido que no podíamos perder esa oportunidad. Entonces, hicimos un plan. En realidad fue idea de ella. Yo le di una copia de la llave del camarín. Como hago limpieza, tengo llave de casi todo. Le preparé un disfraz, como el que usaste vos para ponerle los sapos a Blanca. A la hora de la siesta, Laurina se metió y llenó las zapatillas de baile de Rosa de vidrio molido. Como es atolondrada, Rosa se las puso y no se dio cuenta hasta que salió al escenario...trató de aguantar, pero desde el primer minuto se le veía la cara desfigurada por el dolor...finalmente, no aguantó más y se cayó adelante de todo el mundo. Fue un papelón. Salió corriendo del escenario, toda roja, y se cruzó con nosotras, que entrábamos ya cambiadas. La agarró a Laurine y le dijo: 'Te voy a hacer pedazos' "
_No me cuentes, más, me quiero ir de acá.
“Aunque me duela reconocerlo, Laurine era malísima bailando. Al final, el jurado declaró que el premio quedaba desierto. No hubo equipo de porristas. Nadie fue al Bailando. Una semana después, Laurine desapareció. Todas nos acordamos de la amenaza de Rosa: 'Te voy a hacer pedazos' . Cuando un mes después, yo limpiando la escalera encontré una mano, enseguida supe de qué se trataba. Y así, todavía hoy siguen apareciendo pedacitos de ella por todo el colegio. Vos trajiste los ojos, que son la parte más importante. A lo mejor por eso te secuestró. Por eso, y por lo que le hiciste a Blanca, que es su hermanita menor, su debilidad. Fuiste muy valiente, yo no me habría animado. Nunca te lo va a perdonar”
_¡Pero yo no sabía que era tan así! ¡Me quiero ir!
_¿Y a dónde te vas a ir? Rosa es una Manti. Su familia es dueña de la productora más importante del país. Si te vas, Rosa lo va a tomar como una provocación, se va a encargar que te busquen y te maten en cualquier parte. Por lo menos acá estás protegida. Los códigos de las Fraternidades se respetan.
_¿Qué códigos?...¡Me secuestaron y me torturaron!
_Pero no te mataron..es muy difícil que te maten adentro del colegio, a no ser que sea un enfrentamiento, menos si sos una novata. Lo de Laurine fue distinto, ella era una líder. Y había desafiado públicamente a Rosa.
_¡Mamá!-grito y salió corriendo a su encuentro
_No me cuentes, más, me quiero ir de acá.
“Aunque me duela reconocerlo, Laurine era malísima bailando. Al final, el jurado declaró que el premio quedaba desierto. No hubo equipo de porristas. Nadie fue al Bailando. Una semana después, Laurine desapareció. Todas nos acordamos de la amenaza de Rosa: 'Te voy a hacer pedazos' . Cuando un mes después, yo limpiando la escalera encontré una mano, enseguida supe de qué se trataba. Y así, todavía hoy siguen apareciendo pedacitos de ella por todo el colegio. Vos trajiste los ojos, que son la parte más importante. A lo mejor por eso te secuestró. Por eso, y por lo que le hiciste a Blanca, que es su hermanita menor, su debilidad. Fuiste muy valiente, yo no me habría animado. Nunca te lo va a perdonar”
_¡Pero yo no sabía que era tan así! ¡Me quiero ir!
_¿Y a dónde te vas a ir? Rosa es una Manti. Su familia es dueña de la productora más importante del país. Si te vas, Rosa lo va a tomar como una provocación, se va a encargar que te busquen y te maten en cualquier parte. Por lo menos acá estás protegida. Los códigos de las Fraternidades se respetan.
_¿Qué códigos?...¡Me secuestaron y me torturaron!
_Pero no te mataron..es muy difícil que te maten adentro del colegio, a no ser que sea un enfrentamiento, menos si sos una novata. Lo de Laurine fue distinto, ella era una líder. Y había desafiado públicamente a Rosa.
Fue imposible convencer a Janet. En cuanto consiguió un teléfono, llamó a su madre y le suplicó que la retirara del colegio. No quiso contarle los detalles, para no alarmarla: se los contaría después. La viuda Atkinson pensó que era otro capricho de su hija. Pero la vio tan angustiada, que accedió a retirarla. La iría a buscar el próximo fin de semana. Entonces hablarían. Jante Atkinson pasó esa semana ocultándose de todo el mundo, comiendo lo mínimo indispensable para no ir al comedor, esquivando a sus “compañeras” de fraternidad y sobre todo, evitando encontrarse con Rosa y sus secuaces, que cuando se cruzaban con ella en los pasillos la intimidaban con sonrisas sardónicas.
El sábado, preparó sus cosas temprano. A las diez de la mañana, ya estaba sentada con el bolso en el primer patio, escudriñando el portal. A las doce del mediodía, divisó la silueta de su madre en la recepción. _¡Mamá!-grito y salió corriendo a su encuentro
La señora Atkinson, sonrió al ver a su pequeña. Finalmente, la extrañaba. También salió corriendo a abrazarla. Pero el abrazo no llegó a producirse. De repente, sonó una ráfaga ensordecedora. La viuda quedó como congelada, mientras un mapa rojo se dibujaba en la pechera blanca de su blusa. Finalmente se desplomó en el suelo. Janet siguió corriendo, con su alegría transfigurada en llanto. Se arrodilló junto a su madre caída, y comprobó con horror que estaba muerta. Mientras gritaba y la sacudía inútilmente, muchas alumnas se fueron apiñando en torno a ellas, con Margarita y su fraternidad a la cabeza.
_Te dije que de acá no te convenía irte, gorda- dijo Divina. _ Rosa se enteró y contrató a un francotirador.
_ ¡Miren allá!-gritó Teresita, señalando a a la terraza del segundo piso, donde una silueta se escabulló rápidamente.
_ Los Manti también están involucrados en el tráfico de armas_ dijo Margarita seriamente. - Para Rosa, conseguir una metralleta es tan sencillo como comprar algo en Carrefour.
La señorita Littleput se acercó con paso firme. Se abrió paso entre las alumnas y miró con asco (así miraba casi todo) al cadáver de la señora Atkinson.
La señorita Littleput se acercó con paso firme. Se abrió paso entre las alumnas y miró con asco (así miraba casi todo) al cadáver de la señora Atkinson.
_ Saquen esta porquería de acá, ya ensució el patio de sangre. Señorita Atkinson, es una suerte que su madre haya dejado la colegiatura pagada. Y por cierto, al matricularla, firmó un documento nombrándome su tutora y administradora de sus bienes en caso de que se produjere su fallecimiento. Y se produjo. Así que levántese, que aunque sea sábado, hay mucho que hacer. En cuanto retiren este cadáver, usted va a limpiar personalmente la sangre. Finalmente, esto es culpa suya: si hubiera tratado de resolver sus problemas solita, su señora madre todavía estaría con vida.
En ese momento, Janet comprendió su destino: estaba prisionera en “El sufrimiento”. Y no había escapatoria posible.
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